Amanece semi nublado. Aprovecho el madrugón (hace tiempo que no duermo mucho por la mañana) para ir hasta la playa a hacer fotos de unas cabañas de pescadores.
Aunque la luz no es buena, me llegan a hipnotizar con la cantidad de cachivaches colocados unos sobre otros en multitud de capas de madera, lona, redes de pesca, trapos, telas, piedras... todo atado, clavado, pegado y colocado con extremo cuidado, tratando de ganarle la partida a los elementos para pasar la noche cobijados... vaya plan de vida, que duros tienen que ser estos tíos, pienso para mí.
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Mas tarde, ya todos levantados, hacemos un fuego para tostar el pan y nos montamos un desayuno a base de tostadas con tomate, aceite y jamón... como si no hubieramos cenado, vaya!
Después, recogemos y nos ponemos en marcha hacia la playa pedregosa donde Óscar había visto ayer los restos de un naufragio.
Las piedras tienen un colorido increíble y el sonido del agua cuando las olas llegan a la playa es algo mágico.
El barco, o lo que queda de él, nos muestra lo implacable que debe ser este océano cuando se pone serio. Unos metros más abajo y sería un buen pecio para bucear a su alrededor...
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El día va despejando y seguimos avanzando hasta que una roca mal colocada hace que nuestro plan para hoy varíe drásticamente.
Con el golpe, el brazo inferior de la barra de dirección de uno de los 80 ha segado los cuatro esparragos de abajo y roto el rodamiento inferior del cubo y no tenemos repuesto... Podría haber cedido una rótula, que llevamos repuesto, pero no... ya sabéis que siempre rompe por donde no llevas repuesto, ¿verdad?
Oscar y Miguel Angel se quedan a desmontar, mientras Humberto y yo nos vamos a Guelmim a buscar el repuesto. Aunque solo son 45 km, la pista que cogemos es bastante mala y nos retrasa mas de una hora y media. Aunque no conseguimos los espárragos originales, al final de la tarde nos consiguen unos parecidos, aunque más largos pero nos permitirán montar el cubo y poder llegar mañana a taller con el coche para reparar bien.
La vuelta la hacemos por el camino más largo, ya que de noche la pista estrecha no la queremos ver ni en pintura, jeje. Bajamos hasta Playa Blanca y desde ahí remontamos por la costa hasta el lugar de la avería.
Cuando llegamos, decidimos por unanimidad pernoctar in situ, ya dadas las altas horas de la noche. Hemos gastado nuestro primer día comodín -no falla, dejad uno o dos en cada viaje y os alegraréis de tenerlo de reserva, porque siempre pasa algo, ni siquiera tiene porque ser algo malo, como os contaré mañana jeje-
Con todo este jaleo vamos a paso de caracol...
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