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Tema: Zgora - Dakhla por pistas

  1. #1
    HDJOTERO EXPERTO Avatar de jota
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    Zgora - Dakhla por pistas



    Hola amigos, os pongo el texto que escribÃ* para una revista y que saldrá dentro de poco, asÃ* que lo tenéis en primicia. Es el texto del viaje que hicimos desde Zagora a Dakhla por el desierto, una auténtica pasada y realmente precioso. Fue en diciembre.

    Las fotos las podéis ver en el face book de Atar Expeditions y ya de paso si queréis os hacéis amigos:

    http://www.facebook.com/home.php#/profi ... 0748627143"

    No sé si funciona bien el enlace que os he puesto pero si no, os meteis en el face book y os registrais si no lo estáis ya y entramis en mi face book para ver las fotos que espero que os gusten. No os las pongo aquÃ* por que son unas cuantas y tengo que hacerlo de una en una y se tarda una burrada.

    Un abrazo

    Marruecos es para muchos sinónimo de destino exótico, romántico quizá y para todos es la imagen del desierto. Sin embargo esto no es completamente cierto.
    El Sahara comienza en los confines de este paÃ*s, en Zagora, llamada también la puerta del desierto y que fue nuestro punto de partida, no sólo porque las vastas llanuras comienzan allÃ*, sino también por ser nuestra residencia habitual.
    Cuando empezamos el viaje el frÃ*o, acompañado de intensas embestidas de viento y polvo castigaba a las palmeras, pero durante el resto del trayecto la temperatura fue agradable, sin calores exagerados y por la noche sin frÃ*os extremos aunque encender una hoguera seguÃ*a siendo muy de agradecer pero no siempre posible ya que en el desierto las carencias materiales son casi absolutas y la madera por ende escasa. Pero frente a esa falta de casi todo se siente una magia envolvente que nos acompaña todo el tiempo y que nos hace volver y volver para seguir impregnándonos de ella.
    Rodar por esos lugares donde no existen huellas de otros vehÃ*culos nos permite acercarnos a las sensaciones de los descubridores de antaño.
    En la actualidad, los lugares vÃ*rgenes del mundo deben ser escasos pero cuando uno penetra en el Sahara se tiene la sensación de ser la primera persona que pisa su tierra. No hay caminos y uno va por donde puede o le dejan porque en los controles militares de la frontera con Argelia suelen echar para atrás si bien, en algunos, tras unos vasitos de té y comprobar la identidad autorizan a continuar, no sin antes dejar bien claro por donde hay que seguir.
    Sin embargo, lo más complicado del viaje surgió al principio. Sólo pequeñas dunas de arena fina en la que nos Ã*bamos atascando por turnos para pasar luego a lo que parecÃ*a una llanura y que sin embargo, no eran sino una sucesión de zanjas y socavones producidos por el agua, difÃ*ciles de distinguir y, aunque de distinta envergadura, suficientemente complicados como para tener que ir continuamente en reductora.
    Durante el trayecto el comentario general era que las aventuras ya no son lo que eran.
    ¡Que diferencia de unos años a ahora! Antes todavÃ*a se percibÃ*a esa sutil sensación que produce el miedo de enfrentarse a una aventura, la inquietud de no saber a ciencia cierta si se ha elegido el camino adecuado. La brújula que solo indicaba el Norte ahora ha sido sustituida por el GPS o las pantallas con mapas con una definición tan exacta que parecen callejeros. Antes, las sombras de las acacias indicaban la dirección correcta respecto al sol, ahora las sombras nos proporcionan únicamente cobijo para detenernos y beber algo frÃ*o. Aunque la aventura no está reñida con la comodidad hay cosas que la gente del desierto menosprecia como tomar bebidas heladas. No están acostumbrados a ello y mantienen sus neveras al mÃ*nimo por lo que bares y hoteles no ofrecen bebidas a la temperatura que a nosotros nos parecerÃ*a adecuada y que sin embargo a ellos les parece un esnobismo. Pero no olvidemos que los exploradores que hicieron los mapas de Ãfrica llevaban en sus increÃ*bles equipajes, bañeras, pianos, vajillas y cristalerÃ*as. Incluso alguno llevó su librerÃ*a.
    También resta aventura el no viajar en solitario. Cualquier problema, pinchazos, dunas, pérdida de la ruta resulta más liviano cuando se viaja acompañado pero sigue siendo una aventura descubrir lugares para dormir en medio de la nada y que por una noche se convierten en nuestra casa.
    La meteorologÃ*a fue bastante benigna durante casi todo el trayecto lo que nos permitió montar buenos campamentos, sin embargo, una de las primeras noches, cuando ya Ã*bamos pensando en parar desde hacÃ*a rato pero no encontrábamos el lugar adecuado, se levantó un viento tremendo y frÃ*o. Por suerte, antes de que se pusiera el sol localizamos una zona llana a la salida de un largo oued de arena, un lago seco con grandes arbustos del tamaño de un coche que protegieron completamente las tiendas.
    Otras veces la acampada se complicaba bastante. Como el dÃ*a que salimos de Assa a media tarde y prácticamente ya sin luz encontramos milagrosamente una pequeña llanura limpia de piedras. Era una isla en medio de un inmenso pedregal sin la que, con los problemas de intendencia habituales (colchones pinchados, esterillas muy finas para dormir sobre piedras) hubiese resultado bastante incomodo. Nos sorprendió la paz que emanaba de aquel lugar y a la mañana siguiente vimos que al lado de nuestro campamento se erigÃ*a sobre una colina un gran cementerio.
    Otra complicación surgió el dÃ*a de Noche Buena que nos pilló en medio de las llanuras eternas y tuvimos que enfrentarnos a otro vendaval. Esta vez un viento mudo, sin rugido que solo levantaba polvo y empujaba con fuerza. Pero en ese dÃ*a tan especial habÃ*a que levantar la tienda grande a toda costa para poder cenar a gusto todos juntos. Fue un trabajo titánico en el que todo el mundo sudó la camiseta y que afortunadamente logramos porque al poco se puso a llover.
    En el desierto la Navidad no parece Navidad. No hay familia, ni anuncios, ni felicitaciones ni luces. Nada. Pero suplimos esas carencias externas con un insuperable espÃ*ritu navideño y decoramos nuestra hayma con espumillón, brindamos con cava y tuvimos cena especial a base de huevos fritos con patatas fritas cocinados con una cuchara de palo a modo de espumadera que se habÃ*a perdido en el montaje de la tienda
    La “juerga†terminó amenizada por villancicos que nos aceraron un poco a los nuestros. Pero en el desierto todas las noches son buenas y no hace falta mirar el calendario. La naturaleza nos regaló unas puestas de sol impresionantes que teñÃ*an el cielo de rojos, morados y amarillos como si los pintaran a brochazos iluminando las nubes. Hay que estar allÃ* para, en medio de un silencio sepulcral, ver esos cuadros que la naturaleza nos mostraba únicamente a nosotros para apreciar la belleza auténtica. Con las estrellas ya brillantes todavÃ*a quedaban retazos del brillo difuso de colores en los nubarrones del horizonte, de ese horizonte que en los últimos dÃ*as de viaje querÃ*amos alcanzar y al que nunca parecÃ*amos llegar.
    Pero donde nunca llegábamos era a Akka, y el chiste diario era que Akka no existÃ*a. Y aunque Ã*bamos con dÃ*as sobrados para hacer el viaje, ya pensábamos donde poder recortar o coger carretera. El retraso se produjo por un tramo largo de continuos despistes, deshacer lo andado y las demoras originadas por querer cruzar la frontera por puestos fronterizos con Argelia donde los militares nos echaron para atrás. Pero Akka existe y finalmente llegamos.
    También circulábamos lentos porque parábamos para ver los grabados que encontramos en algunos lugares. Grabados de animales extinguidos en la zona desde hace miles de años como elefantes y rinocerontes. Pero en ese museo natural donde los artistas prehistóricos sobresalÃ*an era en las gacelas, de unas lÃ*neas magistrales, de un trazo realmente moderno. También pudimos ver monumentos de enormes piedras puestas en el suelo una a continuación de la otra formando dibujos grandes, como libélulas o mariposas pero no sabemos lo que eran ni cual era su uso. Encontramos restos del arte más antiguo, los enterramientos, y desde tumbas solitarias y modernas hasta pequeñas necrópolis con cientos de tumbas y grandes lajas levantadas que durante cientos de miles de años han estado ahÃ*, erguidas bajo el cielo más espectacular del mundo que es el cielo de Ãfrica. En algunos de estos lugares, se percibÃ*a una paz increÃ*ble y parábamos para sentirla, durante un rato no hablábamos. No habÃ*a necesidad. PermanecÃ*amos sentados teniendo la sensación de haber entrado en una catedral. También dedicamos algo de tiempo a reconstruir alguno de estos túmulos que estaban un poco deteriorados. Las preguntas que nos hacÃ*amos siempre eran ¿Quién vivÃ*a aquÃ*, quienes eran estas personas? El desierto es un lugar donde todavÃ*a existen los misterios como los morabitos (enterramientos de santones donde acude la gente a pedir milagros) en bastante buen estado de conservación a pesar de estar perdidos en medio de la nada.
    También nos desviamos para visitar la llamada Piedra del Santón Sidi Ahmed Laroussi una enorme roca sobre la que se contempla la piel del cordero de Abraham, una silueta que con las continuas visitas se va deteriorando poco a poco.
    Aunque se encuentra a 40 kms de Smara es un lugar muy venerado y visitado cerca del que pueden encontrarse varias tumbas y algunas herramientas de silex.
    Estos lugares santos, que como los pozos parecen estar casi siempre vacÃ*os y que sin embargo se usan a menudo para abrevar al ganado, albergan numerosas romerÃ*as y fiestas donde sorprende la cantidad de gente que acude desde lugares remotÃ*simos.
    Antiguamente, los pozos eran como el salón social donde uno se enteraba de todo pero hoy dÃ*a con los móviles y los Land Rover, las cosas han cambiado mucho para bien de todos. Aunque a veces quede la duda de si realmente todos estos cambios son para bien.

    El Sahara no solo está hecho de llanuras infinitas y durante la mayorÃ*a del viaje se circula por pistas unas veces buenas, otras bacheadas y otras que atraviesan pedregales pero siempre encauzadas entre dos montañas largas, muy largas y de poca altura que se asemejan a muros y que comunican un valle con otro por medio de pasos que la naturaleza ha excavado en la roca. Por esta ruta nunca se encuentra a nadie y la soledad es casi total. Solo si se entra en los pueblos pueden verse algunas gentes.
    AsÃ* pasamos por Foum Zguid, Tata, Assa, Msied y Smara. AquÃ* decidimos parar porque tras varios dÃ*as sin ducharnos nos apetecÃ*a un poco de agua caliente y jabón. En el hotel no habÃ*a habitaciones para todos pero tampoco agua caliente por lo que Hanna y yo nos fuimos a casa de unos amigos seguidos del policÃ*a local de turno para verificar que efectivamente dormÃ*amos en casa de gente conocida, sin filiación polÃ*tica ni partidarios del Polisario. No les gustan los turistas y desconfÃ*an de todos. Desde luego no es un lugar acogedor.
    .
    La historia de las recientes guerras se puede ver todavÃ*a en muchos lugares. Zonas de trincheras en las que aun se pueden recoger balas, poblados militares desmantelados y que ahora solo usan a veces los pastores. Una guerra que todavÃ*a no ha acabado ya que el Sahara está en estado de guerra con alto el fuego y que lamentablemente todavÃ*a sigue matando en forma de minas que cada mes dejan varios muertos. A partir de Msied hacia el sur, no hay que salirse de las pistas porque están limpias de minas y no representan peligro alguno siempre y cuando no circules a cascaporro. Dicen que el desierto no se puede vallar, que es infinito pero eso era antes, cuando a los muertos les ponÃ*an una laja enorme a la cabeza de la tumba porque ahora entre los campos de minas, las fronteras cerradas y las guerras, muchas encubiertas, ya nos han vallado el desierto. Desde Dakhla al sur, el acceso a las playas solo debe hacerse por pistas bien marcadas ya que hay un riesgo tremendo de pisar una mina.

    Antiguamente, cuando no se viajaba por placer sino por necesidad, no se circulaba por cualquier lado en el desierto, sino que existÃ*an unas rutas establecidas en las que cada cierto tiempo habÃ*a pozos con agua pues se viajaba en camello. Todo eso ha cambiado y el europeo viaja por el placer de viajar porque ya tiene cubiertas sus necesidades y dispone de vehÃ*culos que no necesitan hacer un recorrido obligado sino que son autosuficientes para ir por donde quieran. La poca gente que nos ve pasar nos observa y deben pensar que es lo que hacemos allÃ*, lejos de los pueblos y por qué vamos tan deprisa. No nos paramos para hablar con ellos, conocer su vida. Pasamos por allÃ* al igual que las olas lo hacen por la playa y por más que pasen una y otra vez nunca conocerán nada de esa playa. Lo mismo nos ocurre a nosotros, viajar ya no es un acto de enriquecimiento cultural y personal, casi se ha convertido en un acto de ocio, algo que se hace para matar el tiempo que nos sobra, se va y se vuelve pero no hemos conocido nada. A pesar de ello, cuando viajas por el desierto te conoces mejor a ti mismo, te enfrentas a cosas desconocidas, a situaciones diferentes de las que tienes en tu vida diaria. La rutina del viajero es viajar, en nuestro caso tener la capacidad para llegar cada dÃ*a a un lugar, el que sea, pero en la dirección que queremos y vas llegando, vas llegando hasta que un dÃ*a te das cuenta de que no puedes avanzar más, que estás en el final del viaje, que el objetivo se ha cumplido y que hay que regresar. Pero ese regreso no se contabiliza como viaje o es un viaje diferente, es más un traslado que cuanto más rápido mejor. Lo malo de los viajes es precisamente eso, que se acaban y lo malo de hacerlo por el desierto es que cuando te vas, te llama y sientes su grito que hace que siempre quieras volver.

    El viaje en sÃ* está dividido en dos partes, desde Zagora hasta Msied y desde Msied hasta Dakhla.
    La primera parte es un poquito más corta pero se tarda más en recorrer. Básicamente bajamos por carretera hasta Tagounite para tomar una pista que nos llevara a Mhamid y desde ahÃ* continuamos siguiendo el curso del oued Draa, donde los primeros 100 kms fueron de arena y sin caminos hasta que llegamos al Iriki por el sur para subir un poco hacia el norte y bordear una montaña. Esta vez, ya por pista, retomamos el cauce del Draa, rÃ*o que nace en Ouarzazate y desemboca en Tan Tan. El Draa es el rÃ*o más largo de Marruecos y no siempre lleva agua ya que en el desierto el agua discurre por las capas freáticas y sólo cuando llueve el agua circula por el cauce del rÃ*o. Los pozos son abundantes y la tierra presentaba marcas de las zonas anegadas por las recientes lluvias. Cuando llueve torrencialmente como lo hace a veces en Marruecos es imposible circular por la mayorÃ*a de los lugares por los que discurre la ruta ya que se encharcan y se convierten en barro del que succiona el coche. Pero sin embargo debido a estas lluvias, el desierto presentaba mucha vegetación, lo cual es muy bueno para los escasos rebaños que vimos. El oued Draa prácticamente hace de separación con Argelia y se bordea una frontera inexistente ya que ninguno de los dos paÃ*ses se pone de acuerdo en donde está y cada uno barre para su casa. Los controles militares son normales a lo largo del camino pero sobre todo a partir de Foum Zguid.
    En la segunda parte del viaje la circulación es rápida y se realiza en menos dÃ*as que la primera y ya sólo se avanza por pistas del Dakar, rápidas, eternas y solitarias. A pesar de eso hay que estar atentos porque de repente hay cambios de rasante en los que puedes salir volando y casi no se advierten. El desierto no tiene perspectiva y resulta difÃ*cil saber si lo que se percibe en el horizonte es un objeto lejano o algo pequeño que está cerca. Los espejismos de agua son abundantes y realmente grandes, y uno llega a pensar que realmente hay agua. En este tramo los pozos son escasos y también los rebaños de ganado. Solo se divisan algunas ovejas perdidas.
    En diez dÃ*as se puede hacer todo el recorrido más los dÃ*as necesarios para bajar hasta Zagora y los del regreso a España. El viaje comenzó en un desierto frÃ*o y acabó en un último campamento entre una niebla espesa y sobre la húmeda arena de la playa.
    . Este rincón llamado Alkraa fue el final de la ruta por pistas y los 180 kms que quedaban hasta Dakhla los hicimos por carretera.

    En cuanto a la intendencia no siempre dormÃ*amos en tienda como ya he comentado más arriba. En un par de ocasiones lo hicimos en hotelillos para poder ducharnos con agua caliente de la que no disponÃ*amos en el campamento. Y en cuanto a las comidas y cenas que nos preparábamos nosotros mismos sabÃ*an siempre a gloria pero es que en el desierto y con hambre, todo sabe de maravilla…..aunque hubo de todo.

    El viaje se hizo con cuatro coches hasta Tata y a partir de ahÃ* continuamos tres hasta el final del periplo.
    Atar Expeditions es la empresa del español José Javier Lanzarot que está ubicada en Marruecos y se dedica a la reserva de hoteles, organización de viajes en este paÃ*s, en el Sahara y Mauritania y cualquier otra cosa que el cliente demande, desde hace años y con total eficacia y seriedad.

    Texto: José Javier Lanzarot (Jota)
    Fotos: José Javier Lanzarot y Jordi Febrer

    Contacto para interesados en el viaje u organización de otros itinerarios:
    Atar Expeditions S.A.R.L.
    http://www.atarexpeditions.com
    Correo electrónico: jota@atarexpeditions.com
    Móvil: 686 762 281
    Marruecos: 00212 610 467 890
    Jota

  2. #2
    Crazyhorse.
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    Anda no sabÃ*a yo que adabas en facebook, ahora mismo te mando la solicitud, un tal Jose MAnuel Fernandez soy yo.. jejeje..
    Por cierto, ese track, si lo tienes, me interesaria mucho si no te importa compartirlo... [ok]
    La crónica la leo luego, jeje, que ahora tengo que cenar.. [14]

  3. #3
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    La zona al sur de Smara no es lo más conveniente para circular alegremente, de paseo o de turismo. Un despiste con los WP o un fuera de pista y se puede decir que se juega literalmente con fuego en forma de minas. Y ahÃ* no hay bromas ni balas de fogueo.

    [29] [29] [29]

    Mucha precaución con esos WP. AhÃ* se navega, se tiene que estar muy concentrado y pendiente de cada Kern, de cada Redjem, de cada obstáculo, de cada cruce de pista que a veces hay mil rodadas de los Land Rover de los Saharahuis y de los vehÃ*culos militares. Por ahÃ* no se va con tracks y los que han estado por la zona lo saben. Es lo menos parecido al turismo tipo Merzouga que conozco.

    MagnÃ*fico relato, Jota.

    [ok]
    Meditaciones de Marco Aurelio: “ten presente que los hombres, hagan lo que hagan, siempre serán los mismo

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  4. #4
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    Crazy, cuando te leas la crónica te paso el track, jaja. Solo te pongo una condición a parte de que te leas el tostonazo que he puesto para leer, jeje, y es que cuando lo hagas, a todo el mundo le digas que es mÃ*o Venga, hazte amigo, en este caso habrá que poner que nos hacemos más amigos, jaja. No os preocupéis, al sur de Smara vamos por la pista del dakar, es fácil seguirla y muy segura.
    Jota

  5. #5
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    Crazy, no es por nada pero hay cuarenta mil personas con tu nombre, búscame tú a mi que va a ser más fácil. Me refiero al face book
    Jota

  6. #6
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    Cita Iniciado por jodidoloco
    La zona al sur de Smara no es lo más conveniente para circular alegremente, de paseo o de turismo. Un despiste con los WP o un fuera de pista y se puede decir que se juega literalmente con fuego en forma de minas. Y ahÃ* no hay bromas ni balas de fogueo.

    [29] [29] [29]

    Mucha precaución con esos WP. AhÃ* se navega, se tiene que estar muy concentrado y pendiente de cada Kern, de cada Redjem, de cada obstáculo, de cada cruce de pista que a veces hay mil rodadas de los Land Rover de los Saharahuis y de los vehÃ*culos militares. Por ahÃ* no se va con tracks y los que han estado por la zona lo saben. Es lo menos parecido al turismo tipo Merzouga que conozco.

    MagnÃ*fico relato, Jota.

    [ok]
    Hola jodidioloco, al leer tu comentario me quedo un poco intranquilo (lo justo). El caso es que para nuestro pròximo viaje a Maroc, tenìamos pensado hacer la RPD1 de Gandini desde Smara a Dackhla. Si no te importa y me quieres dar detalles de lo que conozcas, serÃ*n muy bien venidos tus consejos. Extièndete todo lo que quieras que soy todo oìdos. Sabìamos lo de las minas pero tambièn creìamos que la zona estaba mÃ*s o menos bien balizada. Espero tus consejos y muchas gracias. Un saludo.
    P.D. Si Jota esÃ* por ahì y tambien quiere darme consejos pues lo mismo, soy todo oìdos por supuesto.

  7. #7
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    Jesús:

    Las pistas del Dakar están perfectamente balizadas pero no es un camino con balizas a los lados, sino muchos caminos paralelos que entran y salen de las balizas, puedes ir por el que quieras sin problemas. No está minado todo pero como no se sabe donde pues por si acaso no te salgas de los caminos campo a través. las poblaciones habitadas o no están fuertemente minadas, los cinturones de arena están minados, los pozos están minados. Circulando por las pistas no hay problema alguno, yo he ido cientos de veces. Se me olvidaba decirte que de Dakhla para abajo, todas las playas están minadas pero el acceso a ellas por camino no presenta problema. Un abrazo
    Jota

  8. #8
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    Muchas gracias Jota, cuÃ*ntas minas!!. Que pena y què peligro. Has sido muy claro, vamos a ver si todo va saliendo y podemos hacer realidad este viaje, parece que nos van a poner un ferry desde Gran Canaria al Laayoune. Un saludo.

  9. #9
    Crazyhorse.
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    Cita Iniciado por jota
    Crazy, no es por nada pero hay cuarenta mil personas con tu nombre, búscame tú a mi que va a ser más fácil. Me refiero al face book

    Ya estamos....

  10. #10
    HDJOTERO EXPERTO Avatar de jota
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    Re: Zgora - Dakhla por pistas

    ¿Van a poner un ferry regular al Ayún?
    Jota

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