A modo de anécdota graciosa, os copio aquí lo que conté hace un par de años en el foro KDJoteros. Fue un Sábado de verano, una noche que nos invitaron a mi mujer y a mí a una cena de esas de gala...
El toy limpito. En el garaje. Esperando al dueño y a la Carmela. Pinsapo con el traje inmaculado, mirando orgulloso su toy levantado + 4cm. Las estriberas las había desmontado un par de días atrás para enderezarlas un poco, pero se quedaron desmontadas (mola más...)
Faltan 10 minutos para las 10 de la noche, hora de la invitación, y la Carmela todavía no ha bajado. En eso que asoma su esbelta figura y... jobar!! no había visto una falda larga más estrecha en los días de mi vida!
Cuando la doña termina de bajar y se acerca al coche nota que algo falla... ha disminuido su altura... el coche ha subido más... abre la puerta, intenta poner un zapatito dentro, pero no llega!!
Me mira como jurando que si no hago algo me iré solo a la cena, y yo medio desternillado, no se me ocurre otra cosa que decirle que se cambie de ropa (ahí hemos tocado el punto sensible, bueno uno de los muchos puntos sensibles de las mujeres: indicarles lo que se tienen que poner cuando están convencidas de lo que hay que ponerse...)
Después de 5 minutos de haber repasado mentalmente todos los ropajes que podían permitirle subir a esa montaña con ruedas, decide que se queda con la falda de tubo porque sí (ellas saben por qué, pero nunca lo dicen), así que nos preparamos para la aventura de la escalada...
Con la puerta del garaje abierta y pasadas las 10 de la noche, mi Carmela me dice que se arremanga la falda y que yo la coja a peso y la coloque de culo en el asiento del copiloto. Imaginaos la escena, frente por frente, pegados al coche, falda remangada y la cara colorá del esfuerzo por subir a la parienta...
En esto pasa mi vecino Antonio, hombre curtido en lides, que venía de sacar la basura, ve la escenita del garaje, y yo sin caer en lo que podía imaginar esa cabeza de homo hispanicus, le digo: Antonio, échame una mano que no puedo con Carmen!!!
Imposible explicarlo en ese momento. La Carmela dió un salto cual gacela africana (descosido incluido) dentro del toy y el pobre Antonio corrió para su casa imagino que para contárselo a su mujer, y decirle que se va a comprar un Toyota como el del vecino...
Ya véis, elevar el toy tiene algunos inconvenientes (o no, todo depende de cómo se mire...)
Espero que os hayáis entretenido!!
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