17 de abril de 2012. Cotonou Esta noche ha caído el diluvio universal, vaya forma de llover, me levanté para ver como caía y todo el patio estaba hecho un lago. Sonaron un par de truenos fuertes y luego pareció que la tormenta se iba pero la lluvia no cesaba y ha estado cayendo agua toda la mañana también. Por la mañana se han ido al taller con el coche de Leo y nosotros a la embajada del Congo Kinsasha a recoger los visados que ya los tenían, no ha habido ningún problema y luego nos hemos acercado al hotel de Luis para darles los pasaportes y conectarnos un poco desde allí que tienen buen wifi. Allí nos hemos encontrado con Jordi que nos ha dicho que la pieza había llegado ayer pero que estaba en la aduana, han ido a pagarla pero tenía que retirarla Ups. Han comido por allí y hemos pasado toda la tarde en el hotel esperando a ver que pasaba pero nadie ha venido por lo que nos hemos vuelto al albergue y a estas horas en que todos estamos ya en la cama, no ha llegado nadie para decirnos si la pieza está montada o no ha salido de la aduana o lo que sea, así que otra noche más en esta ciudad pero confiamos en que mañana por la mañana podamos irnos. Por la noche en el porche del albergue hemos encontrado cientos de insectos que eran como hormigas muy grandes y con alas que te caían encima y te mordían y costaba quitártelas de lo enganchadas que se quedaban, las hemos visto por más sitos a parte del albergue por lo que creemos que han debido salir con la lluvia. Llevaba dos días con la tripa mal pero gracias al diagnóstico del Doctor online del viaje, José María Salas, ya estoy bastante bien y hasta he cenado unos espaguetis pues no he encontrado arroz que me hubiera venido mejor. 18 de abril de 2012. Ketou. El día amaneció radiante, presagiaba que sería bueno. Al poco de levantarnos, apareció Jordi con el coche de Leo… arreglado. ¡Bieeen! Resulta que la pieza se encontraba en la aduana desde el sábado que llegó. De acuerdo que Ups no tenía un teléfono al que llamarnos para informarnos pero cuando nos presentamos en la oficina, todo fueron problemas. El caso es que no se hicieron cargo para sacar el paquete de la aduana, cosa que debían hacer ellos porque en la aduna a nosotros no nos lo daban. Al final, Jordi, ayudado con un contacto de allí, a las once de la noche consiguió que por fin le dieran la pieza en la aduana. Ups no respondió como empresa internacional de transporte en Benín, así que si alguien necesita mandar algo, mejor que lo haga con otra empresa que funcione mejor que ésta. En cuanto tuvieron en su poder la pieza, se pusieron a cambiarla y a las dos de la mañana quedaba arreglado el coche, durmiendo en un albergue allí al lado. A media mañana con gran alegría de todos, nos poníamos en marcha. La carretera, por llamarla de algún modo, era infernal, estaba llena de socavones y con un tráfico de camiones tremendo que hicieron que la media no superase los cuarenta por hora. Pudimos ver montones de accidentes de camiones y muchísimos parados de cualquier forma averiados en la carretera. El paisaje era todo verde, alrededor de la carretera mirases a donde mirases, todo árboles de muchos tipos y en varias ocasiones, tremendos bosques de teca con sus enormes hojas verdes, realmente bonito aunque no podía fijarme demasiado debido a la atención que debía prestar a los baches y vehículos de la vía. Paramos a comer en Bohicon y llamamos al guía nigeriano para quedar con él pues para evitar los problemas de seguridad, antes del comienzo del viaje se decidió cogerlo ya que tenía muy buenas referencias. El guía ha tranquilizado al grupo diciéndoles que realmente no hay problema de seguridad por donde vamos a pasar y que a pesar de lo que digan en las televisiones europeas, los problemas están al norte y vamos a ir casi por el sur. Continuamos hasta Ketou, ya cerca de la frontera nigeriana donde hemos parado a dormir a pesar de no ser nada tarde ya que si pasábamos la aduana, seguro que se nos hacía de noche antes de llegar a una población donde encontrar un lugar para pernoctar. Pasamos el resto de la tarde agradablemente y por la noche fuimos a cenar a un lugar al lado del hotel donde había una mujer que cocinaba en la calle y que nos hizo unas judías riquísimas de las que disfrutamos muchísimo en un banco que nos puso también en la calle. No tenía luz y cocinaba con leña por lo que era muy relajante cenar mirando el fuego. Si querías pan, te daba un trozo de pan como Bimbo pero no en rebanadas sino el pan completo aunque no muy grande y cada uno se cortaba las rebanadas. Yo le hice un agujero y al modo en que se come el gazpacho en Castalla, metí las judías dentro y me lo comí acordándome de los amigos que me iniciaron en el gazpacho de Castalla y que no tiene que ver con el gazpacho andaluz. Comimos seis personas por un euro y medio.
Marcadores