13 del 3 del 2012. Nouakchott

A Luis se le atasca la tienda del techo con el edredón y no pudo abrirla por lo que se tuvo que buscar una habitación por ahí y al día siguiente con la ayuda de todos y tras un par de horitas, se consiguió abrirla aunque rompiendo el edredón, una pena. En estos días nos dedicamos a poner todo en orden y a reparar los coches y comprar recambios que nos faltan para el viaje ya que aquí todo es mucho más barato que en España y hay de todo para los Toyotas hdj 80. Mi amigo Kenkou me prestó su oficina para lo que quiera y me llevó a dar una vuelta en su hilux último modelo El jueves Bitar se llevó a algunos integrantes del viaje a la playa para bañarse y comer en un chiriguinto de allí.

16 del 3 del 2012. Puesto fronterizo de Ndiama.

Por fin el viernes nos ponemos en marcha tras cargarlo todo en el remolque, operación en la que solemos tardar más de una hora. Los negritos del camping nos miran todo el rato atentamente Por la carretera llegamos al desvío de la pista que va directamente a la aduana de Ndiama y que la están asfaltando. Ahora se circula por caminos paralelos a la obra. El caso es que yo, por listillo, comencé a circular por donde van a poner el asfalto ya que estaba con menos baches y en un momento determinado, se cortaba por lo que tuve que salir por un tramo de mucha arena y me quedé atascado como los tontos mientras las gallegas aplaudían. Llamamos a la antorcha por la emisora y vino corriendo, le enganché mi gancho del winch que ya estaba preparado y problema arreglado. En la pista ya por el parque de Dawling vimos muchos facoceros y algunos iban con la familia, unos facoceritos chiquititos que daban saltos y carreritas muy divertidos. También vimos unos monos y muchas aves acuáticas Íbamos comentando lo bien que estaba saliendo el día cuando de repente a Jordi se le vuelca el remolque en una inclinación. Lo levantamos con el winch pero tenía rota la lanza. Con cricas y con hierros hicimos un apaño que hubiera durado bastante por un camino bueno pero con el ondulé que había en la pista, al llegar al control de la gendarmerie y del parque, se medio rompe y decidimos pasar allí la noche. Sacamos todo lo del remolque y tras hacer una cenita, a la cama. Aunque durante el día hizo calor, por la noche hizo frío y alguna que no cogió el saco, no durmió todo lo bien que le hubiera gustado.

18 del 3 del 2012. San Luis, Senegal.

Subimos a la baca la lanza del remolque rota dejando ayer el remolque y y las cosas en el puesto y nos hicimos los diez kms que nos separaban de la frontera. Pasamos sin problemas pero con paciencia por la lentitud de algunos agentes por lo que nos llevó toda la mañana pasar la frontera para dejar Mauritania y entrar en Senegal. Cuando llegamos a la antigua ciudad colonial francesa era la hora de comer, así que nos dirigimos a un restaurante conocido por Jordi y aprovechamos para cambiar euros por francos cefas, la moneda de aquí y que también usaremos hasta llegar a Benin. Después de comer, Jordi y yo nos fuimos a comprar los hierros y materiales necesarios para arreglar el estropicio, luego buscamos un soldador pero como ya era tarde, al poco de comenzar el trabajo lo dejó porque no había luz y como trabajaba en la calle, pues no se pudo seguir. Al regresar al camping, un policía nos paró, nos dijo que nos habíamos saltado un stop y se quedó con los papeles del coche. Yo no había visto ningún stop y se lo dije a Jordi. Él tampoco, así que cogimos, cerramos el coche y a pesar de los pitidos del agente, nos fuimos andando a mirarlo y comprobamos que no había ningún stop por ningún lado. Volvimos y tras decirle que no existía tan stop, nos dijo que no era aquí sino al lado del puente y que le había llamado otro policía, le contestamos que no veníamos de allí y se montó una buena. Yo pensé que nos iban a detener pero al final dijo el poli que seguramente el supuesto agente que le había llamado se habría confundió y tras devolvernos los papeles, se dio la vuelta y nos ignoró como si nunca hubiéramos estado allí. Para rematar el día, un poco más adelante, un coche nos dio un golpe por detrás con gran ruido de cristales rotos. Nos bajamos corriendo pero vimos que lo que se había roto era el faro del otro coche y tras decirle cuatro cosas, salimos pitando de allí mientras el negrito miraba el faro y juraba en harameo