1 del 4 del 2012. Onnienne. Costa de Marfil
Por la mañana José Manuel, afortunadamente, se ha levantado muy bien. No han venido niños, de lo cual nos hemos alegrado mucho. Pronto hemos llegado al puesto fronterizo de Ndijila donde hemos hecho las formalidades para salir del país pero hemos tardado como dos horas porque todo lo hacían muy despacio. Aquí hemos encontrado agua embotellada que nos hemos apresurado a comprar. A pesar de no ser muy tarde, ya hacía calor aunque a la sombra era muy soportable. En un par de kms salíamos de Guinea y entrábamos en Costa de Marfil. El camino empeoraba y en el primer pueblo nos han sellado la entrada del coche pero hasta llegar a una población, cuyo nombre no recuerdo en este momento, a veinte kms, no nos sellaban el pasaporte. Hemos arribado al pueblo y nos han parado los policías que estaban a la entrada bajo una gran sombra, han pedido los pasaportes y tras mirarlos mucho, parecía que no sabían que hacer con ellos, han llamado dos veces por teléfono a sus superiores para pedir instrucciones y se pusieron a escribir la lista de coches. Pusieron el número uno y comenzaron en prosa de la siguiente manera: A día tal, en el puesto tal, llega un grupo de cinco coches con 16 personas que vienen de España y que han cruzado por la Guinea antes de llegar a Costa de Marfil…. El coche uno les llevó media hoja y en tiempo para que os hagáis idea, Luis y José, cogieron un juego de damas de los policías y les dio tiempo a echar una partida. Cuando comenzaron con el número dos, hicieron dos llamadas telefónicas y finalmente les dijeron que no hicieran nada y que nos llevaran directamente a la policía. Subimos a los coches, recorremos los cien metros que nos separaban de la oficina y entramos. El calor ya era fuerte y dentro se notaba como humedad, bebías y sudabas. Tuvimos que estar todos presentes para que pasaran la lista con los pasaportes. No querían sellar los pasaportes y comenzaron a decirnos que teníamos que tener una lista con el itinerario y poblaciones por las que queríamos cruzar y que sin él no podíamos pasar, luego nos comentaron que nuestra embajada no les había llamado para comunicarles que íbamos a ir y que si la embajada no llamaba que no podrían autorizarnos el paso y finalmente que la gente que hace turismo y quiere visitar su país, viene en avión pero que la gente que viene por vía terrestre desde otro país para cruzar el suyo, es gente muy rara y que no lo tenían muy claro, que podíamos ser espías. A todo esto, llevábamos una hora allí ya y teníamos hambre, así que sacamos unas lentejas de la noche anterior que habían sobrado y que estaban muy buenas pero al poco nos dijeron que si queríamos ir a comer y nos llevaron a un local bastante sucio donde había cerveza no muy fría y un arroz blanco pasado con carne de pollo muy picante. Tras la comida que nos la cobraron carísima, vuelta a la comisaría y finalmente nos dijeron que el jefe no estaba y que no nos podían sellar porque el sello estaba guardado con llave y no lo podían coger , así que nos hicieron un papel para la policía de la siguiente ciudad. El camino seguía siendo muy malo y el bosque más espeso. Se veían grupos de vacas que ya eran diferentes pues eran más grandes y con una pequeña joroba en la cruz y que recordaban más a los ñus. Al atravesar los pueblos podíamos ver que eran más pobres que los que habíamos cruzado en Guinea, sin embargo, el país es más rico que el guineano pero la riqueza está al sur. Montones de niños tenían hernias en el ombligo. El día se había nublado bastante presagiaba lluvia pero seguía haciendo calor. Al poco comenzamos a encontrar charcos y al rato comenzó la lluvia que eliminó la polvareda rojiza de la pista Finalmente llegamos a Omnienne pasados por agua para dirigirnos a la prefectura a que nos sellaran. Se copiaron los datos de los pasaportes a pesar de darles la lista con todo escrito y luego nos dijeron que el jefe no estaba pero que nos lo sellaría al día siguiente. Los policías eran muy amables y nos indicaron un lugar para cenar y nos llevaron a un albergue, luego los invitamos a una cerveza. Tras la cena con cerveza fría, fuimos al albergue a dormir. El caso es que avanzamos poco, la vuelta que hemos dado para bordear Mali ha sido tremenda pero a día de hoy tendríamos que estar entrando en Benin. Encima creíamos que en esta población comenzaba la carretera pero los policías nos han dicho que no, que hay que hacer todavía 60 kms más de pista mala y encima con lluvia aunque esperamos que para mañana deje de llover, por lo menos ya no se oyen truenos. La prisa cada vez es más acuciante para las gallegas, a ver si mañana podemos dar un buen tirón.
2 de febrero del 2012 Korhogo
Tras la tormenta llegó la calma y por la mañana hacía un sol radiante y la gente estaba descansada. Fuimos a desayunar a uno de los kioscos cercanos a la prefectura de la policía mientras recogíamos los pasaportes y tardamos una hora en hacerlo debido a la lentitud con que esta gente hace las cosas. No es que las hagan mal, ni mucho menos, es que lo hacen de otra manera y sin prisa alguna pero con ganas de hacerlo bien. Esto es en todo el país, parece que la población está en huelga de celo. Nos pusimos en marcha circulando lentamente por el remolque, había muchos badenes y algún que otro punto complicado para el remolque. Sin el remolque, evidentemente, haríamos muchos más kms. Cuando llegamos a la población donde supuestamente comenzaba la carretera, nos enteramos que seguía la pista otros 70 kms. En los mapas todas estas pistas figuran como carreteras. El paisaje era muy bonito, grandes bosques y muchos poblados de casitas redondas de adobe y techos de paja o cañas con gente muy simpática, todos nos saludaban y mostraban señas de gran alegría al vernos pasar, daban ganas de quedarse un rato con ellos pero el tiempo manda. Por fin llegamos al asfalto y por él llegamos a la población de Korhogo que es bastante grande. Mientras hacíamos una reunión para organizarnos, calló el diluvio universal y estuvo lloviendo toda la noche. A Jordi no le importó mojarse al igual que la noche anterior y se fue bajo la lluvia a buscar un hotel. Cuando todos llegamos, tardaron más de media hora en dar la primera habitación y casi dos horas en darnos la nuestra que lógicamente era la última. Como parecía que nunca íbamos a llegar a la capital burkinabe, decidimos romper el grupo por fuerza mayor y yo continuar al día siguiente directamente con las chicas a Ouagadougou. Por la noche cenamos pintadas que son las gallinas de guinea, como pavos negros con pintitas blancas cuya carne está muy rica
3 de abril del 2012. Ouagagadougou. Burkina Faso
Nos pusimos en marcha más tarde de lo previsto debido a que quisimos sacar dos tarjetas para poder llamarnos por teléfono y tardaron más de una hora en hacerlo. Su consabida lentitud pero que nos fastidió. Por la carretera había multitud de controles y en todos nos pedían los papeles del coche. Sin embargo, a 30 kms de la frontera, vimos un gran control de aduana que nos abrieron la barrera sin preguntar nada y a continuación la de salida haciendo señas de que continuásemos, lo cual nos apresuramos a hacer contentos de no perder más tiempo. Por fin llegamos a la frontera y a provechamos para comer allí en uno de sus chiringuitos en los que había bebida fría y todo. Nos acercamos a la policía que nos selló los pasaportes y nos indicó la aduana para sellar el carnet de passage que nos lo habíamos pasado pero allí nos dicen que ellos no pueden sellarlo y que debíamos retroceder 30 kms, precisamente a la aduana donde no nos habían pedido nada para sellar allí. Cabreados y con un calor realmente asfixiante, retrocedimos y en un momento estaba el sello, nuevamente volvimos a la frontera, pasamos a territorio burkinabe y en la policía sacamos los visados temporales para entrar en el país y tardaron dos horas. Su lentitud nos exasperaba. Ya casi de noche terminamos de hacer todos los trámites aduaneros y nos apresuramos a continuar los 500 kms que nos faltaban todavía. Ya no encontramos controles pero sí carros sin luces, camiones averiados en medio de la carretera sin señalización alguna y tuvimos un par de sustos. De madrugada y tremendamente cansados, sobre todo yo que ayer me comenzó un catarro y me sentía fatal, llegamos a un hotel en la capital y allí nos quedamos. Las tres gallegas no iban a poder dormir porque en dos horas se tenían que ir a coger el autobús que en día y medio las llevaría a Cotonou para coger su avión de vuelta a casa, así que nos despedimos tristemente, nos hubiera gustado mucho que se quedaran pero no podía ser.
4 de abril del 2012. Guagadougou.
Nos hemos levantado tarde y Paloma, que hace todo el viaje completo y yo nos hemos ido a desayunar. El coche lo han lavado a mano por fuera y dentro (no demasiado bien) por menos de un euro. El calor es tremendo y aprovechamos el día para poner todo en orden. Esta noche llegará el resto del grupo.